Las alegaciones reclaman liderazgo clínico del médico de Familia, circuitos de demanda guiados por criterio clínico, IA bajo supervisión humana y medidas para dignificar la tutoría MIR con tiempo protegido y reconocimiento económico

 

El COMA ha remitido a la Conselleria de Sanidad sus alegaciones al proyecto de decreto que regula la estructura, organización y funcionamiento de la Atención Primaria y Comunitaria. El Colegio respalda la dirección general del texto, pero reclama cambios sustanciales en los puntos que, a su juicio, determinan el día a día de los centros de salud: la asignación de decisiones, la trazabilidad de la responsabilidad y las garantías clínicas.

El eje del posicionamiento del COMA es nítido. Mejorar la accesibilidad no debe traducirse en diluir competencias, desplazar decisiones clínicas fuera del circuito médico ni generar ámbitos de responsabilidad imprecisa.

El Colegio solicita que el decreto deje cerrado y sin ambigüedades el marco del acto médico y la responsabilidad asistencial en materias críticas como la valoración clínica, el diagnóstico, la indicación terapéutica y el seguimiento. El objetivo es evitar interpretaciones expansivas que, en la práctica, terminen trasladando decisiones sanitarias a circuitos no clínicos, a protocolos rígidos o a automatismos.

En paralelo, pide reforzar el papel vertebrador del médico/a de Familia y Comunitaria en el equipo de Atención Primaria, coherente con la longitudinalidad, la continuidad y la coordinación clínica.

Las alegaciones insisten en que los modelos de gestión de demanda y citación deben diseñarse con criterio clínico y con salvaguardas explícitas para evitar infravaloración de cuadros, retrasos diagnósticos o pérdida de continuidad. Para el Colegio, la organización debe ser una herramienta para ordenar el trabajo, no un factor que aumente el riesgo.

En relación con la inteligencia artificial, el COMA sitúa el foco en la seguridad del paciente y la responsabilidad profesional. Plantea que el decreto reconozca la IA como una herramienta de apoyo y exija supervisión humana efectiva, además de definir con precisión las responsabilidades cuando la tecnología influya en decisiones clínicas. Asimismo, defiende que el paciente conserve el derecho a una valoración humana cuando intervengan sistemas automatizados en el proceso asistencial.

Uno de los bloques destacados es el de docencia. El Colegio reclama medidas operativas para que la tutoría deje de apoyarse en el sobreesfuerzo individual y pase a contar con tiempo y reconocimiento específicos, proponiendo lo siguiente:

  • Tiempo protegido mínimo de dos horas semanales para el tutor/a principal y de una hora semanal para la tutoría colaboradora.
  • Reconocimiento económico específico, con horquillas orientativas anuales de 1.800 a 2.300 euros para tutoría principal MIR y de 1.200 a 1.600 euros para tutoría colaboradora, además de un componente variable vinculado a la carga docente.

El mensaje final que traslada el COMA es claro. Sin tutores con tiempo protegido y reconocimiento suficiente, no puede garantizarse un relevo generacional viable ni una formación MIR de calidad en los centros de salud.

En una frase: el COMA pide un decreto con un marco operativo que proteja la clínica, ordene la demanda sin incrementar el riesgo, refuerce el liderazgo del médico de Familia y dote a la tutoría MIR de tiempo y reconocimiento.

¿Qué quieres encontrar?